Cae la tarde frente al Arco de Santa María, estamos ante la puerta más importante de la ciudad y uno de sus emblemáticos monumentos, se construyó sobre una torre que protegía el puente de Santa María a finales del siglo XIII, en origen era una de las doce puertas de la muralla medieval que rodeaban el núcleo urbano. Desde aquí se comunicaba la ciudad para poder llegar a la plaza de San Fernando, donde está la Catedral cruzando el río Arlanzón, según cita el Poema del Mio Cid era el punto de entrada y salida a la urbe.
La fachada principal que tiene forma de retablo, comenzó a levantarse en 1536 por Francisco de Colonia y Juan Vallejo. Los diseños se encargaron a Felipe de Vigarny, se empleó la piedra caliza blanca de las canteras de Hontoria, de la provincia de Burgos. Finaliza la obra en 1553 con la instalación de las esculturas de Ochoa de Arteaga.
Fue diseñada como si de un Castillo se tratara, semejante a una fortaleza en miniatura, la puerta fue concebida a manera de gran arco triunfal y se enmarca por dos grandes cilindros con forma de torre y tres cuerpos horizontales, combinando aspectos góticos y renacentistas.
En el centro de la puerta aparecen representaciones de figuras de Carlos V, el Cid y Fernán González. En la parte inferior las menciones son al fundador de la ciudad Diego Porcelos y a Nuño Rasura y Laín Calvo jueces de la mítica Castilla de los inicios . En el remate el ángel custodio con una maqueta de la urbe, cuatro gárgolas y en lo alto la figura de Santa María, patrona de Burgos. Entrando por el arco aparecen pinturas alegóricas y mitológicas de Camargo para conmemorar la visita de Felipe III.
La sala de la Poridad, en el interior del edificio y con artesanado mudéjar, fue testigo de las reuniones de los regidores del concejo para tratar sobre aspectos urbanos hasta finales del siglo XVIII, trasladándose la sede a la nueva casa consistorial.
La reforma del arco se finaliza para recibir la visita de Carlos V, en Octubre de 1556, el arco encaja con una mentalidad renacentista, que simboliza la alabanza a hombres como valores cívicos a los que se ensalza como protagonistas de la historia y la leyenda, conceptos que son representados en el siglo XVI. Además de mencionar aspectos militares y de fortaleza.